Quince años después de mi primer contacto con el Camino de Santiago he tenido la oportunidad de volver a él buscando unos días de tranquilidad haciendo lo que más me gusta, caminar por la montaña, tras unos meses muy intensos de trabajo, estudio y carga familiar.
En esa ocasión fue en Bicicleta desde León a Santiago, con una bici de 26” suspensión delantera y alforjas clásicas, teníamos pulsómetro con altímetro o barómetro pero nada de GPS, watios o algo parecido ni RRSS para transmitir km a km la aventura. En esta ocasión a pie desde Saint Jean Pied de Port a Puente la Reina, con huaraches y mochila muy ligera.
A nivel personal éramos más jóvenes, aún nos gustaba salir de fiesta, no había cargas familiares, y uno de los objetivos del Camino era hacer menos etapas de lo estipuladas o más rápidas de la norma, en fin cosas de la edad.
Ahora mucho más maduro, con cargas familiares, sin tiempo ni energía para ir de fiesta propongo un Camino a pie con el objetivo de recuperar el placer de caminar por el monte, sin mirar el reloj, alargando el día en el camino lo máximo posible, disfrutando de las conversaciones que te dan los peregrinos y sin más pretensiones que comer cuando hay hambre o dormir al final la jornada, los valores que Garbizu expone en su libro “Monterapia”. Y aunque llevemos mucha tecnología en nuestra muñeca o bolsillo el objetivo es limitar su uso para únicamente compartir con la familia una vez al día.
Otra cosa difícil de olvidar por unos días, es estar acostumbrado a tener controlado todo lo controlable entre mis deportistas y sus carreras de larga distancia; planificando estrategias de carrera; nutricionales, ritmos, suplementos, logística … ahora limitarme a beber cuando hay sed y comer cuando hay hambre, descansar cuando el cuerpo lo pida, sin tiempos de corte, ni prisas, dejar fluir…algo que se ha hecho siempre en montaña y en los tiempos actuales es todo estadísticas, historias en RRSS y resultados “mejor que”.
Eso no quita la observación de cómo ha cambiado la forma de hacer el Camino en estos años, me ha sorprendido que por 1 bici normal con alforjas hay más de cinco “eléctricas” sin alforjas y pilotadas por personas de más de 50-60 años que en otro tiempo sería casi imposible, además de contar con puntos para recargar sus cabalgaduras, el Camino les ofrece una maleta que viaja paralela a ellos con todas las comodidades, ojo no digo que uno sea mejor que otra son totalmente distintas y aptas para públicos diferentes pero que ambas permiten vivenciar la magia del Camino y abrir las opciones a un nuevo público, aunque la primitiva nos parezca más romántica.
Los marchadores igual, ahora con material técnico, muy ligero, algunos con mega maleta que viaja paralelos a ellos y todo el confort que el Camino ofrece al peregrino tanto gastronómico, con opciones de lavado y secado rápido de ropa, buen descanso y aseo, frente a los románticos con toalla secando por fuera de la mochila, con el jabón casero para lavar calcetines tras cada jornada y el embutido y barra de pan para el avituallamiento durante el camino.
Otra curiosidad es que he encontrado varios peregrino totalmente “barefoot” descalzos, si es verdad que a las pocas etapas se decidieron por usar huaraches o al menos en grandes partes de él. Que prácticamente nadie me ha hecho comentarios típicos que me dicen en carreras, “vas de promesa”, “y las piedras”, “estás loco” y ese largo etc… llegando a la conclusión y confirmación que para un viaje así las huaraches son el método más natural y práctico para caminar, no ampollas, no uñas negras, menos calor/sudoración, …todo ventajas en mi forma de ver y por supuesto mejor biomecánicamente hablando.
Otra curiosidad es que durante mi caminar no dejaba de pensar cómo adaptarlo a mis hijos; con coche de apoyo, limitando distancia de las etapas, buscando paradas interactivas, pero seguro que con más niños y con el confort que hoy aporta el camino sería una experiencia más que inolvidable en su currículum viajero (los coreanos muy abundantes en el peregrinar lo incluyen en su C.V. como ventaja laboral a la hora de buscar trabajo).
Lo cierto es que el Camino deja huella, sea el tramo que sea y el medio que uses unos días en él te hace reflexionar, te llena de vivencias, de recuerdos que sin duda te harán volver a él.
#befreebetrail
#nomaslesiones
#deporteenfamilia.