EXCESO DE HIGIENE Y SISTEMA INMUNE “LA IMPORTANCIA DE JUGAR/ENSUCIARSE EN LA NATURALEZA” (www.nomaslesiones.com 8-9-20)
“Si tus hijos vuelven limpios a diario es que no han hecho su trabajo” Ruebush, M.
La nueva “anormalidad” además de haberse cebado con las prohibiciones de juego y clausura de los parques infantiles, limitaciones horarias,… ahora nos llega una vuelta al cole con unos protocolos excesivos y difíciles de cumplir por los centros pero con el objetivo de proteger a nuestros hijos/as lo máximo posible de la pandemia.
Estas medidas nos traen por ejemplo cambiar de zapatos al entrar al centro educativo en lugar de aprovechar que los niños permanezcan descalzos, estimulando sus sentidos y sensores propioceptivos que ayuden a su psicomotricidad y desarrollo sensorial.
También nos trae 5 limpiezas diarias de manos en horario escolar, que los van a proteger del virus pero al mismo tiempo ese exceso de higiene va a reforzar negativamente su sistema inmune. Que nos hacen recordar principios como “Niños limpios pero no estériles” e “hipótesis de la higiene (Strachan) ;si los niños no entran nunca en contacto con gérmenes, su sistema inmunológico no aprende a atacar a los agentes que son perjudiciales para la salud, por lo que su cuerpo acaba siendo muy vulnerable”
Con el presente artículo, apoyándonos en la mayor evidencia científica posible, queremos resaltar la importancia de jugar en la naturaleza y aire libre el máximo tiempo posible (intentar combatir el “Trastorno por déficit de naturaleza”), de que los niños se ensucien como señal de haber jugado y haber estimulado su proceso de enseñanza-aprendizaje y lo más importante intentar recuperar cuanto antes las horas perdidas de parque, naturaleza o juego en general debido a muchas de las medidas incoherentes y faltas de evidencia científica que han sufrido nuestros pequeños.
El 49% de los niños españoles de entre 5 y 12 años —porcentaje que equivale a más de 2 millones de niños en España— pasa menos de una hora al día al aire libre, menos tiempo del que pasa al exterior a diario un preso de máxima seguridad vídeo «Free the kids». De este 49%, un 11% juega menos de media hora diaria fuera de casa y un 5% no lo hace nunca. (Datos de2016)
Las causas:
- El tiempo, tanto lluvia, frío como calor no necesariamente excesivo (estamos debilitándonos y acostumbrándonos a estar todo el año a 21º en el interior de las viviendas y centros públicos) y se usa como excusa para salir al exterior, incluidos los centros educativos que cambian tiempos de recreo/E.F. en el patio por sesiones de “youtube” sentados versus “No hay mal tiempo si no ropa inadecuada” principio del movimiento Bosquescuela.
- La falta de tiempo de los padres para llevarlos a parques, jardines o campo. y/o falta de energía para concienciar salir al exterior y priorizar movimiento a sedentarismo frente pantall.
- La preferencia de muchos niños y adolescentes a jugar con “pantallas” frente salir a jugar fuera (81% prefieren jugar a deportes virtuales vs reales.)
¿Qué conseguimos con el juego al aire libre?
Jugar con barro (aire libre en general) hace que los niños sean más felices y que se reduzcan sus estados de ansiedad y depresión: Así lo afirman diversos estudios científicos que han demostrado que en el barro hay una bacteria “Mycobacterium vaccae” que al entrar en contacto con nuestro cuerpo genera serotonina como respuesta de nuestro sistema inmunitario.
Se mejoran los niveles de aprendizaje: la serotonina no sólo mejora el estado de ánimo y hace a los niños más felices sino que facilita su capacidad de concentración y, por lo tanto, de aprendizaje.
Se reducen los niveles de alergia: si los niños no entran nunca en contacto con gérmenes, su sistema inmunológico no aprende a atacar a los agentes que son perjudiciales para la salud, por lo que su cuerpo acaba siendo muy vulnerable, el sistema inmunitario necesita estar siempre en funcionamiento. Cuando estamos demasiado limpios, alejados de gérmenes y bacterias el sistema inmune empieza a reaccionar contra otras sustancias que no son gérmenes, como por ejemplo el polen o las frutas.
Se reducen los niveles de asma: en 2011 se hizo un estudio publicado en la revista científica The New England Journal of Medicine con niños que vivían en granjas, en permanente contacto con las bacterias de la tierra y los animales, que concluyó que sus niveles de asma eran entre un 30%-50% menos que los niños que vivían en otros entornos mucho más “higiénicos”.
Se incrementan los niveles de vitamina D: Jugar en el exterior obliga a los niños a estar al aire libre. Así sus cuerpos tienen la posibilidad de obtener suficiente vitamina D, muy deficitaria incluso en países de sol como el nuestro, o por el exceso de uso de protección solar que impide una asimilación adecuada aunque permanezcan horas en la playa.
Se fomenta la creatividad y la psicomotricidad. Jugar con barro y tierra implica jugar con elementos naturales, que siempre permiten un juego abierto y no estructurado, y además nos ayuda a conectar con la naturaleza.
“Porque es fácil caer en la sobreprotección de los hijos, evitando situaciones vitales necesarias para estar preparados para afrontar el día a día y por ende la vida” (Bermejo, M.)
Si sufrimos demasiado por las manchas o la higiene… (madres en su afán de proteger abusan del uso de hidrogeles o toallitas húmedas…) los peques lo captan e intentan amoldarse a nuestras expectativas. Muchos niños acaban no queriendo tocar el barro, la pintura o la plastilina con las manos porque lo han percibido como algo negativo. También padres/madres en su afán protector eliminan muchas opciones de movimiento, descubrimiento de uso de herramientas por temor a un hipotético accidente leve. Y eso puede tener consecuencias negativas, tales como:
– Rigidez en el cuerpo, cuando limitan sus movimientos por miedo a ensuciarse, y/o miedo a tener una caída.
– Dificultades en el aprendizaje, porque antes de un aprendizaje mental y cognitivo hay un primer acercamiento con el cuerpo y la propia vivencia (los bebés tocan/chupan todo lo que esté a su alcance como fuente de conocimiento).
–Pérdida de autonomía y desarrollo personal.
Por tanto para intentar recuperar las vivencias y aprendizajes perdidos durante pandemia recomendamos:
- Favorecer el mayor tiempo posible de actividad al aire libre (pasear, montar en bici, ensuciarse en parque (si abren), jugar con agua y herramientas).
- Tomar el sol en movimiento, con protección solar si fuera necesario pero no poner niños tras una película blanca de toneladas de crema.
- Concienciar de las vivencias positivas y divertidas de actividad en la naturaleza versus una pantalla.
- Reforzar vínculos familiares con el mayor número posible de momentos de #deportefamiliar. Esos pequeños momentos son más valorados y recordados por nuestros hijos/as que el último de los videojuegos del mercado.
- Protegerse del virus no es incompatible con disfrutar momentos en el medio natural (parque, playa, monte, vía verde, carril….todo se puede convertir en un magnífico parque de juegos).
- Dejarles jugar con herramientas (con control paterno y normas de uso y adaptadas a su edad) que favorezcan su autonomía y desarrollo personal realizando pequeños trabajos o simplemente desarrollando su imaginación y creatividad.
Hay que asumir que mientras los niños aprenden, descubren, exploran… se manchan. Veámoslo como algo positivo, como señal de que han aprendido mucho, de que es bueno para su salud física, social y emocional… y sino solo porque es divertido. No les privemos de la mejor parte del aprendizaje. ¡Por fin los estudios científicos “recomiendan” que los niños jueguen y acaben llenitos de barro!
Este artículo solo aconseja sobre la importancia del juego infantil al aire libre, para nada tiene una postura “negacionista” y en tiempo de pandemia cumpla siempre con la normativa de las Autoridades Sanitarias (aunque algunas de ellas sean incoherentes, ineficaces y sin evidencia científica).
Why dirt is good. 5 ways to make germens your friends. Ruebush, Mary.
“Identification of an immune-responsive mesolimbocortical serotonergic system: Potential role in regulation of emotional behavior”. Autores: Lowry, C.A.; Hollis, J.H.; De Vries, A.; Pan, B.; Brunet, L.R.; Hunt, J.R.F.; Paton, J.F.R.; Van Kampen, E. et al. Neuroscience. 2007.
“Last Child in the Woods: Saving Our Children from Nature-Deficit Disorder: Saving Our Childern from Nature-deficit Disorder.” Loud, R.
Pingback: nomaslesiones.com |
Pingback: nomaslesiones.com | VACACIONES ACTIVAS EN FAMILIA. #DEPORTEFAMILIAR